miércoles, 12 de marzo de 2008

Los nuevos Pecados de la Gente

¡No señor! No es justo que la santísima Iglesia católica nos imponga nuevos pecados cuando todavía no he tenido chance -como dicen en mi pueblo- de realizar todos los de la lista original.

Mis queridos hermanos, qué ingrata sorpresa me llevé esta semana cuando leí que el diario oficial de El Vaticano, l'Osservatore Romano, publicó las nuevas limitantes que regirán nuestras conciencias cristianas.

Insisto, poco me faltaba para completar los pecados capitales y me suben la meta, por cierto inalcansable para el grueso de la población.

Antes, cualquiera podía poner en práctica sin mayor bronca la lujuria, gula, avaricia, pereza, ira, envidia y soberbia, conviertiéndonse en un simple mortal, un pecador, alguien como tú y yo.

Pero ahora resulta que a la perrada nos quedan practicamente inaccesibles los nuevos pecados como la acumulación de riqueza o la manipulación genética, los cuales son 100% elitistas.

No entiendo tampoco por qué hacerse el harakiri al colocar la bonanza económica en una categoría maligna, ya que que El Vaticano sería, por ende, un estado pecaminoso.

¿Qué otro lugar del mundo acumula tanta riqueza y lujo en un territorio tan pequeño?

Además, el consumo de drogas y el narcotráfico llegaron a engrosar las filas de los cargos que tendremos a la hora de ver si nos quedamos en el cielo o el purgatorio.

Esta nueva regulación, por así decirlo, eleva a un rango místico la conocida frase de "vamos a quemarle las patitas al diablo", utilizada comunmente como invitación a echarse un churro.

Finalmente, hago votos para que no aparezca por ahí algún político chafa o gobernante que se autoproclame mesías o salvador de la humanidad al decir que está atacando la desigualdad social y económica, los nuevos Pecados de la Gente.

Échenle ganitas con sus pecados, ¡agúr!.

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